martes, 3 de febrero de 2015

¡A mi díganme cuarENTERA!


Por fin llegué a los 40 y por fin puedo tengo un rato libre para escribir sobre tan increíble suceso. El 13 de julio del 2014 me cantaron las mañanitas con 40 velas en el pastel, y vaya que se veía brillante y alegre con tanta luz.

Estando ya instalada en esta década me empezó a brincar cada vez más la palabra “cuarentona”, con la que evidentemente no me relaciono para nada. “Cuarentona” tiene una carga pesada hasta en la pronunciación, suena a condena, a cadena perpetua en una cárcel de aburrimiento y del conformismo, parece que a esa edad ya no da para más la cosa. Claro, es una palabra cuyo significado se definió hace muchos años cuando a los 40 ya no había más camino que recorrer, ni sueños ni esperanzas de seguir emocionándose por la vida.

La imagen que me viene a la mente cuando alguien dice “cuarentona” es la de una mujer gris que se siente identificada con Arjona cuando le canta suavecito “señora de las 4 décadas”; una mujer con mocasín, pantalón azul marino, blusa de flores, collarcito de perla y pelo corto, ya no es edad de pelo largo dirían algunos. La imagen es brutal en mi mente, una mujer que cerró la cortina de la vida. Como entenderán para nada es la imagen que tengo de mi misma.

Forevereando sobre este tema se me vino a la mente la palabra “cuarENTERA”. Fue magia, de inmediato me dije ¡si, yo soy una cuarENTERA! y tal vez pueda empezar a pecar de chavaruca, sin embargo lo prefiero mil veces a “cuarentona”, que tampoco se trata de entrarle al “cougar” eh, con todo respeto para las que si quieren ser cougars. Es lo bonito de esta edad, una puede ser como se le dé gana y ¡no pasa nada! Es por ello que yo elijo se una cuarENTERA.

¿En qué consiste ser “cuarENTERA”? No tengo mucha idea, apenas estoy definiéndome en esta descripción. Tal vez sólo sea cosa de semántica pero de entrada suena más actual, positivo y establece una actitud de firmeza personal que me gusta.

Por ejemplo, unos días después de mi cumpleaños fui a cenar con mis amigas, la mayoría son un año menor que yo (por aquello de las reprobadas de año). Llegué a cenar con un vestido que tengo desde hace al menos año y medio, o sea, ya me lo habían visto seguro alguna vez. El caso es que me dijeron ¿qué onda con tu vestido? ¿No está muy corto ya?para tu edad- les faltó decir. Lo tomé a broma e hice chascarrillo, sin embargo, sin importar la seriedad o la actitud de broma con la que lo hayan dicho me pregunté ¿a los 40 ya tengo que usar todo debajo de la rodilla? Pero si yo siempre he sido fan de Tina Turner. La respuesta es no, como cuarENTERA puedo seguir usando vestidos y minifaldas, sin caer el “putivestido”. Es decir, si tengo las piernas y me gusta el estilo no voy a empezar a comprarme faldas floreadas hasta el talón. Mi actitud y estilo es jovial y así seguiré siendo porque quiero…….y porque puedo, para eso soy una cuarENTERA.

Otro muy bonito. Tengo 40, no tengo pareja, no tengo hijos. Parezco el cliché de la ejecutiva que ha dejado de lado su vida personal por seguir una carrera y créanme que no, soy lo menos workoholic que hay. Soy cumplida y me gusta hacer bien mi trabajo, me gusta ganar, y si no tengo pareja ni hijos significa que ese tiempo lo he aprovechado bien desarrollándome profesionalmente. Fregada estaría con 40 años, sin pareja ni hijos y sin haber tenido un avance profesional importante ¿o no? Como cuarENTERA sé claramente que mi prioridad es mi felicidad, crear condiciones de vida que me ayuden e impulsen a disfrutar todos los días, y esto significa que en vez de estar lamentándome por lo que no tengo me ocupo de crecer lo que sí tengo. Pero esperen que este tema lo tocaré en entradas futuras porque no es poca cosa. El tema es que como cuarENTERA puedo decidir quedarme o irme de relaciones sin tener miedo y está bien porque decido sobre mi bienestar en vez de sobre las presiones (ansiedades) sociales o mis miedos y sobre todo, puedo tener una carrera profesional padrísima sin tener que sacrificar mi vida por ella.

La onda gente bonita es que ser cuarENTERA es la onda. Vivo de forma alegre lo que me trae la vida, me esfuerzo por conseguir aquello que quiero, tengo actividades de disfrute, cultivo mi mente, mi salud, mi cuerpo y mi vida espiritual, sigo teniendo planes y proyectos personales y profesionales que me inspiran, tengo chinches en el cerebro y siempre estoy pensando ¿qué más?, ¿qué sigue?, tengo pasión por la vida por lo que una terminación “ona” no me queda.

Por supuesto que también hay ansiedades, miedos de pensar si hay decisiones que no me pesaran más adelante, hay momentos en los que quiero tirar la toalla o dejarme ir, cuando ha pasado tiempo sin un “significant other ” me dan ratos de soledad, tengo una voz muy canija que me recuerda errores y debilidades, me enojo en mi chamba, tengo que tomar en ocasiones decisiones fuertes, no es que todo el día voy de colores por la vida cantando trala la, trala la. Pero lo fregón de ser cuarENTERA es que sé que sólo son momentos y se van, se van porque hasta ahora la vida que he construido, las relaciones con mi familia y amigos, mis actividades extracurriculares, mi trabajo  y sobre todo mi vida interna están increíbles y son los mejores pilares para cuando tengo un bajón poder recurrir a tantas personas y happy places en mi mente que lo único que queda es disfrutar la vida.

Por eso y por muchas otras cosas es que les pido que si se van a referir a mi edad mejor me digan cuarENTERA.