¡A la bio, a la bao, a
la bim, bom, ba, las cuarentonas rra rra rra!
Evidentemente
con esta porra se evidencia un poco más la generación a la que pertenezco
porque seguramente hay porras más cool y actuales, pero ¿qué le va a hacer uno?
Es lo que hay.
Resulta
queridos amigos, que estoy a días que cumplir 39 años.
¡¡¿¿¿¿¿?????!!
Se
preguntarán ¿entonces por qué está echando porras a las cuarentonas? Primero,
pues nada más porque me gusta andar de cheerleader de la vida. Segundo, porque
me falta sólo un año para cumplir una meta que me puse hace 3 años.
Resulta
que cuando cumplí 36 años decidí llegar a los 40 en la mejor forma emocional,
mental y físicamente posible. Veía que algunas personas a mí alrededor le
tenían miedo a esa edad, hombres y mujeres renegaban de cumplirlos, haberlos
cumplido o estar cerca del cumpleaños 40. Parece ser una creencia de que se
acaba una parte alegre o joven de la vida, no sé ni cómo denominar las
asociaciones que generan ese rechazo. Frente a esta situación me dije Cobi, vamos a hacer que los 40 sean un gran
cumpleaños, que sea la continuación de una etapa alegre de la vida y para
ajustar mi enfoque positivo me puse la meta que les cuento.
Desde
ese día empecé con dedicación a hacer cosas que me ayudarán a cumplir mi
propósito, convertir mi cumpleaños 40 en la celebración de un logro. Y 3 años
después aquí estoy, con tan sólo 375 días por delante para festejar tan
significativa fecha con una gran sonrisa y la mejor actitud posible.
Respecto
a lo emocional y mental me parece que les he compartido suficiente sobre mi
visión de vida, así que hoy me centraré en la parte física.
Tal
vez la mayoría de ustedes se fueron con la impresión de que me refiero a la
imagen corporal, lo cual no es del todo incorrecto, así comenzó mi esfuerzo por
el bienestar físico. Digamos que en distintas etapas de mi vida he subido y
bajado de peso, he llegado a estar 10 kilos arriba con cachetes y brazos que
parecen inflados con válvula de llanta en gasolinera. También en distintas
etapas he realizado deporte (tennis, natación y párenle de contar), entonces
subía o bajaba dependiendo de si hacía ejercicio o no. Por otro lado fui la más
garnachera del mundo, hubo épocas en las que diario comía pizza, torta, hamburguesas,
tacos o quesadillas; sin piedad alguna inflaba e inflaba mi cuerpo por este
hermoso pivote que se llama boca, duro le entré a la comida por años y años.
Hace
3 años me di cuenta de que apenas estaba en tiempo para comenzar a trabajar en
mi objetivo de los 40 y comencé a tomar clases de Pilates y un poco de cardio,
bajé el consumo de algunos alimentos y medio bajé de peso. Así me la llevé
hasta hace aproximadamente un año, ahí fue cuando todo empezó a tomar mejor
forma.
Me
cambié a un gimnasio ya más completo y seguí con Pilates, incluí bien cardio y
un poco de pesas -tengo un problema congénito en la columna y son los
ejercicios recomendados, no puedo hacer nada muy drástico ni tampoco se me
antoja-. Seguí bajando de a poquito, sin embargo no había adaptado mi alimentación
de forma adecuada para mi objetivo final.
En
esa época mi hermana estaba certificándose como Health Coach, lo primero que le
dije fue Ni me empieces a decir de mi
comida porque no nos vamos a entender así. No me dijo nada, sólo poco a
poco me comenzó a dar pequeños tips hasta que de repente había cambiado por
completo mi forma de pensar respecto a la comida y sin darme cuenta ya comía
deliciosamente orgánico. Nunca me costó trabajo porque la información se fue
integrando poco a poco en mi mente, la lógica de la alimentación adecuada disparó
el chip que me hizo ajustar por completo mi idea de para qué mejorar mi físico
para cuando cumpliera 40 años.
Me
di cuenta de que estar bien físicamente debe sustentarse en la alimentación
sana, si mi organismo no funciona bien, si mis órganos trabajan lento o
demasiado rápido es que hay algo en mi sistema que no es sano y por lo tanto no
me siento ni me veo bien. Para mí ahora el estar en la mejor forma física se
refiere a que todos mis órganos funcionen como deben, eso por si sólo se
reflejara en la figura, la piel, el pelo y todos los símbolos de vanidad
femenina.
¿Qué
ha pasado desde que cambié mis hábitos alimenticios? Cambié mi mente, es lo más
importante. Mi cuerpo comenzó a trabajar diferente y se comenzó a modificar, en
un año bajé dos talla de ropa, lo chistoso es que mi peso es más o menos el
mismo. ¿Cómo puede ser que bajé dos tallas sin bajar de peso? Fácil, me
desinflé, dejé de estar abotagada mientras que voy fortaleciendo músculo con el
ejercicio. Digamos que estoy en medio de un trueque de grasa por músculo. Ahora
no piensen que me voy a poner como fisicoculturista, eso no se puede más que con
chochos, sólo estoy tonificando mi cuerpo. Mis amigos y personas que no me han
visto en algunos meses me preguntan qué hice y cuándo les cuento ya sé que como
el remedio no es muy rápido y requiere modificar hábitos muchos no le entran.
Para mi es de lo más natural que sea un proceso que lleva más tiempo que hacer
sólo una dieta de 3 meses a puro pasto y lechuga. Si durante años le metí a mi
cuerpo cualquier cantidad de cosas, necesito darle tiempo para desintoxicarse y
repararse. Esto es una meta de vida, no a corto plazo.
Y
como no quiero marearlos más ni parecer Testigo de Jehová, porque mi propósito
es platicarles y no evangelizarlos, me despido comentándoles que este año de
mis 39 planeo disfrutarlo al máximo para despedirme de unos grandiosos 30´tas. Parte
del disfrute es terminar de darle forma a mi meta, y sí gente bonita, sí
lograré marcar mi abdomen para mi cumpleaños 40, lo juroooooo. Ya tengo brazos
y piernas listas, ahora tengo 1 año para centrarme en mi pancita que siempre ha
sido mi coco. Lean ustedes nada más esta antigua entrada para entender el
esfuerzo que está requiriendo el abdomen para mí http://gabycobi.blogspot.mx/2010/12/nada-mas-cierto-que-la-sabiduria.html
Mientras
tanto ¡hip hip hurraaaaa, qué vivan las
cuarentonas! porque la vida se pone mejor a los 40.
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