sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Por poco y me lleva el 2011!

Casi no cumplo lo que me prometí desde que abrí este blog, subir una vez al mes algún texto, pero aquí estoy en la raya, cumpliéndome. Como  seguramente lo han percibido durante este año que llevo de “bloggera”, en la raya es un concepto común en mi vida, la verdad es que ya no me agobia mientras las cosas queden hechas. Prometo próximamente platicarle más sobre la vida con Trastorno de Déficit de Atención, pero el tema de esta entrada no es azotarme, al contrario es para decir GRACIAS, y de paso establecer algunas metas para vivir el 2012.

GRACIAS miles a este 2011, fue una año muy bueno para mí. Estuvo lleno de alegrías, risas, convivencias, carcajadas, amistad, familia, cariño, estabilidad y armonía laboral, felicidad personal….., en fin, volteo hacia los 12 meses pasados y me encuentro con pura gozadera. Obviamente tuvo sus bajones, sin embargo el balance general es sumamente positivo, disfruté este año como hace mucho no lo hacía, y para despedirlo enumero las cosas más importantes que agradezco para después platicarles los propósitos que me guiarán durante un gran 2012, ¡ya dije!
GRACIAS, una vez más y las que sean necesarias decirlo, de verdad GRACIAS 2011 por:
1.- La salud y bienestar de toda mi familia. No puedo agregar más, parecen simples y pocas palabras sin embargo son poderosas y grandes bendiciones familiares.
2.- La felicidad y balance que ha significado para mi familia la boda de mi hermano y mi cuñis. No es por dárselas a desear, pero la boda fue un evento de lo más feliz y alegre -puro baile y risas- reflejo del amor entre ellos. Gracias por que veo a mi hermano muy feliz y su boda ha sido motivo de gran alegría para toda mi familia.
3.- La estabilidad laboral, con muchos retos y satisfacciones que alimentan lo profesional así como lo personal. Tengo una maravillosa jefa que nos guía con entusiasmo y “buena ondez” y compañeros de trabajo sin rollos en la cabeza que dificulten el trabajo o la convivencia diaria. Me divierto en mi chamba, me siento apreciada y valorada, lo que me hace levantarme siempre con ánimo. Neta no exagero, ¡mi chamba rules!
4.- El increíble viaje que me aventé por las costas valencianas en verano. Me fui unos días, en una linda historia, a recorrer lugares padrísimo con buena y divertida compañía. Conocí, comí, me reí y la gocé de lo lindo. Además cumplí con el propósito personal que tengo de ir cada año a un lugar del mundo que no conozca y tuve la oportunidad de enamorarme de Valencia, ¡qué ciudad tan hermosa!
5.- Tres personas que conocí, que dejaron cosas lindas en mi vida y en mi corazón. Lo mejor fue reconocer el mejor momento para retirarme, hacerlo con honestidad y respeto, eso me permite conservar las amistades. Quiero pensar que sí he maduradoJ.
6.- El emocionante concierto de U2, soy fan desde los 13 años, siempre los veo cuando vienen y  en esta gira si se rifaron como hace mucho tiempo no los veía. Lo mejor: “New Years Day” es de mis canciones favoritas, no de U2, de la vida, sabía que la habían tocado muy poco y ¡PUM, el día que fui a verlos fue la segunda rola! Con eso enloquecí, así que canté y brinqué como la loca que soy.
7.- Por supuesto, por las 4000 visitas que he tenido en este año. No sé si son poca o mucha para un blog, para mí son el universo entero, sobre todo tomando en cuenta que sólo pego mis entradas en facebook y twitter, y de alguna forma van cobrando vida multiplicándose.  ¡GRACIAS por leerme, y GRACIAS por pasar mi blog!
8.- Porque desde hace 6 meses he encontrado 5 cosas diarias por las que dar gracias. Empecé esta dinámica por mi cumpleaños 37 y llevo ya más de 600 agradecimientos escritos, me ha conectado en un canal muy “ú-ne-te-a-los-op-ti-mis-tas” que me gusta un chorro.
Si ya sintieron flojera y demasiado optimismo, número uno, no sean amargados, ¡contágiense! J y número dos, ahí les van ya mis propósitos para acabar pronto.
Yo Cobi chula me comprometo este 2012 a:
1)Levantarme de lunes a viernes a las 7am, es el más fuerte de todos, soy súper dormilona, así que con éste tendría para todo el año.

2)Seguir yendo a pilates al menos 3 veces por semana, aumentar a 45 minutos mi rutina de elíptica y, además de la rutina en el gimnasio, hacer 250 abdominales y 50 lagartijas al menos 5 veces por semana. Para mis 38 prometí tener el abdomen marcado, necesito apretar en la recta final. Además el ejercicio se ha vuelto en un buen amigo que me da energía cañón.
3)Continuar cultivando hábitos de vida saludables en la comida, Soy tragona como la que más, así que ha sido un ejercicio interesante el cambio de hábitos alimenticios,
4)¡Escribir un libro! En Enero retomo el taller de creación literaria y ahora si voy a empezar a escribir en forma. No sé más, sólo sé que este 2012 escribo un libro.
5)Continuar poniendo atención al cuidado de mis finanzas, pienso tomar un curso de finanzas personales para lograr el resultado de estabilidad que busco.

6)Ordenar este blog, corregir las entradas que subí sin revisar, cambiar la imagen y subir escritos cada 15 días.

7)Meditar 30 minutos diarios, casi se me va poner este poropósito y es de los más importantes.
Doy gracias una vez más y les deseo un año lleno de armonía, salud, amor y sobre todo una actitud positiva para que, sin importar las circunstancias, tengamos vidas plenas y felices.
¡FELIZ 2012!

martes, 22 de noviembre de 2011

MEXICANOS al grito de ¡FORMADOS!

Yo recuerdo que una de las cosas que más ensayé y re ensayé en la escuela fue hacer filas. Vaya… que en la escuela pasé el kínder, primaria y secundaria formándome al menos dos veces al día. La instrucción era muy clara, formarnos antes de entrar al salón, formarnos en la clase de educación física, formarnos para que la maestra nos revisara la tarea -aquí debo decir que no ensayé mucho porque nunca hacía la tarea-, así como formarnos para  el simulacro repitiendo “no corro, no grito, no empujo”, formarnos en la tiendita, formarnos, formarnos, formarnos….. Además de estas habilidades para hacer filas, también fui capacitada en el arte de respetar el espacio personal de mis compañeros tomando distancia: 1 brazo arriba, 2 brazo en el hombro del compañero y correspondiente ajuste en la línea,  3 brazo abajo.

Dadas estas circunstancias yo me pregunto, ¿Por qué los mexicanos no sabemos respetar las filas ni los turnos? Me impresiona ver el agandalle diario en estas situaciones, lo considero una muestra del poco civismo con el que nos comportamos, otro síntoma de nuestra poca conciencia social. Estoy segura que muchos de ustedes han vivido estas experiencias frustrantes mientras respetan el lugar en la cola. En lo personal me revienta esa cara de inocencia y valemadrísmo que muestran algunos mexicanos

Comencé a escribir estas líneas hace una semanas en un avión rumbo a Monterrey, ya que justo esa mañana viví la situación que critico y haciendo mi corajito me di cuenta de que en las últimas semanas tuve que defender mi derecho de fila en TRES ocasiones. Debo decir que soy sumamente respondona, así que sí, me quejo en voz alta cuando me enfrento a una situación que me parece inadecuada, y como dicen que para muestra un botón mejor les dejo estos tres momentos que capturan la esencia de lo que quiero transmitir: Hombre y Mujeres de México ¡respetemos las filas!

Botón 1 “Momento del cine en que un vivales  se quiere pasar de listo”
Estaba en la cola del cine para pasar a la sala. Mi lógica es que te formas para entrar en el orden establecido en la línea y  los lugares que te tocan están de acuerdo con la hora en la que llegaste a formarte. O sea, si llegas 10 minutos antes de que empiece la película, pues no tendrás mejor lugar que la persona formada 30 minutos antes.
El caso es que me encontraba formada cuando comienzo a sentir muy cerca de mi oreja a la señora detrás de mí, era parte de un grupo de cuatro señora que comentaban el mal lugar que les iba a tocar. Al tiempo que respiraba en mi oído (¡espacio vital por favor!)  dijo No se preocupen, ahorita que avance la fila yo corro y aparto buenos lugares. Mi estómago comenzó a torcerse del coraje anticipado y pensé Ni madres, la fila no se hace para que una vez abierta la puerta nos aparremos como ganado corriendo por el lugar. Dicho y hecho, una vez abierto el paso buscaba insistentemente la forma de pasar por mi derecha o la izquierda de mi acompañante hasta que volteé y le dije Vamos formados en fila para tener lugar ¿o para qué cree que es la fila? Clarito vi cómo todas las amigas pusieron cara de indignación, pero con voz bajito la susodicha dijo Yo sólo quería pasar tantito. “¿Pasar tantito?” ¿Eso qué significa en una cola? ¿Me deja pasar tantito? ándale, es que no sé respetar turnos y mi caso es más importante que el suyo bien podría querer decir ese pasar tantito.

Botón 2 “Me hago el despistado por qué la neta me da flojera hacer la fila”
Aprovechando el día festivo (2 de Noviembre Día de Muertos en México), mi amiga Robb me ayudó a poner unos cuadros en mi casa. Como no tengo idea de clavos ni nada de esas cosas quedamos de vernos en Home Depot para comprar lo necesario, obvio la tienda estaba súper llena. Al tener todo lo que íbamos a usar nos formamos en la caja, pagamos y nos formamos de nuevo para que el policía de la salida revisara el ticket y la mercancía.
La cola estaba sobre el lado izquierdo. Estando a dos personas de nuestro turno vi a un señor que, bajita la mano, estaba haciendo una segunda fila del lado derecho. Cuando nos tocaba a Robb y a mí el señor que hizo su propia cola se adelantó dándole el ticket al policía. Ya les dije que soy respondona así que le dije, estamos formados, la cola es allá atrás, pero ya se pasó… sígale. El policía se me quedo viendo, le devolvió el ticket y tomó el mío. Mientras tanto el señor empujó su carrito para irse a formar diciendo en voz bajita perdón, no me había dado cuenta ¿NETA? Es imposible no darse cuenta que estás mal formado, en fin… las personas tampoco están acostumbradas a que alguien les diga de forma clara cuando están rompiendo una regla de convivencia social.

Botón 3 “El que se enoja cuando pensó que se iba a salir con la suya”
Aeropuerto de la Ciudad de México, Terminal 1, 6:00 am, la cola para entrar a las salas de abordar kilométrica, de verdad kilométrica. Tenía que estar abordando a las 6:30 am y me parecía una situación imposible por la cantidad de personas delante de mí, la angustia se sentía entre todos los pasajeros en la fila. En un momento se me ocurrió irme por la puerta de arriba y sí, estaba más despejada, sin embargo tampoco iba a pasar a tiempo por el control. Total que alrededor de las 6:20 am me faltaban como 15 lugares para llegar cuando una persona de seguridad del aeropuerto se para frente a la fila y nos pide a los pasajeros con vuelo a las 7am que hagamos otra fila respetando el orden en el que estábamos formados, sólo pasen los primero 10 fueron sus palabras exactas. Era obvio que nos iban a dar un pase más rápido para poder alcanzar nuestros vuelos.
¿Qué creen que sucedió?..... pues que sin importar el orden algunos se empezaron a abalanzar, y ahí les voy otra vez con mi espíritu justiciero. Oiga, pero usted nos tiene que dirigir por qué no se está respetando el orden en el que estamos formados, le dije en voz bastante alta al policía. Bueno, de repente sentí el odio de todos los que pensaron ser ganones y vivos aventándose a la fila aunque estuvieran formados atrás. Pues NO, ¡NO PASAN ANTES QUE YO SI ESTOY FORMADA!

Vivamos en armonía, ¿cómo pedimos a los políticos y autoridades que nos respeten si nosotros no respetamos las más básicas normas de convivencia social?
Por eso como CUIdana de mi hermoso país les propongo 5 puntos básicos en eso de las filas, ya sea para el banco, baño, buffet, lo que sea:
1) No trates de adelantarte a otros por ningún motivo, ahora, sí de verdad es urgente dilo. Yo he dejado pasar en las filas, y me han dejado pasar, frente a verdades urgencias y situaciones de sentido común, pero a la mala NO. Respetemos los turnos.
2) Mantén la distancia mínima, cuida tu espacio vital y el de las personas a tu alrededor. Evita respirarle en la oreja o nuca al de adelante, ponerte de lado como salido en la fila chocando hombro con hombro.
3) Cuando te formes verifica que la fila no estorba el paso de otras personas hacia otro lugar. Por ejemplo los cajeros en la calle, fórmate pegado al edificio, no atravesado en la banqueta para que los peatones tengan de saltarte.
4) Si hay dos filas que en algún punto se mezclan en una sola, cede el paso, aplica el uno y uno, lo que es parejo no es chipotudo y eso de avanzar 5 de un lado y 2 del otro pues no es justo ¿no?
5) Organiza, se proactivo, si ves que una fila es un caos, propón en buena onda una solución. Las personas siempre agradecemos opiniones que mejoran las situaciones sociales
MEXICANOS NO ROMPAMOS FILAS, necesitamos orden hasta en las cosas más sencillas para ir escalando como sociedad hacia situaciones más relevantes.

martes, 11 de octubre de 2011

Lo canjeo, lo "cambeo"

¿Quién, pero quién me dijo que para un alma como lo mía iba a ser fácil no quejarme por 21 días? Obvio nadie me lo dijo, yo lo supusé y nada... me equivoqué… oh sí que me equivoqué.
En honor a la verdad me resultó muy difícil tratar de llevar a cabo ese reto, ya sea por la circunstancias que se dan en esta hermosa Ciudad de los Palacios o por la dinámica social. Me he dado cuenta que quejarnos es una forma de desahogar la impotencia que sentimos frente a situaciones básicas como el tráfico y otras veces lo hacemos para abrir una conversación como por ejemplo durante esos silencios de elevador cuánto se tarda entre piso y piso ¿no? dice uno queriendo comenzar a platicar. Es más cuando estudiaba psicología una de las cosas que nos enseñaban para relajar la ansiedad frente a los primeros pacientes era justo hablar del clima, y será el sereno, pero cuando uno habla del clima siempre es para quejarse (aunque en días soleados, con cachetito brilloso siempre diré ¡qué rico calor!).
Y para no hablar desde el “dice uno” y “para las personas es complicado” hablaré desde mi misma. A mí, Gabrielita chula, me resulta muy complicado no quejarme, lo he aprendido y me sale del corazón. ¡De verdad! También me he dado cuenta de que la queja, en forma de chisme o crítica, es un medio de contacto para afianzar relaciones personales, jaja, no es choro. Por ejemplo, sí estoy con una amiga y otra persona hace algo que nos parece inadecuado ahí estamos critique que critique. Es algo a lo que llamo solidaridad de género, si mi amiga se queja del galán, esposo, novio o concubino debo mostrarle mi apoyo construyendo más sobre el comentario, es la noble causa de ayudarla a hacer catarsis (si usted es hombre puede ser que no comprenda esta actitud, aún así es real :D).
Todo lo anterior para decirles que así como asumí frente a ustedes mi compromisos para estos 37 años que transito, hoy hago un “recontrato” conmigo misma, con la Cobicomunidad , así como con este blog. No continuaré intentado evitar las quejas en mi vida diaria ya que, en este momento de mi vida, me parece algo lejano de mis posibilidades. Sin embargo no todo fue a parar a un saco roto, reflexioné bastante sobre el sentido de las quejas y lo inútiles que son cuando no van acompañadas de una propuesta de acción o cuando sólo las hago por jorobar al prójimo. Me parece que sí las acompaño con un comentario propositivo el tono cambia de queja a: 1) exposición de una situación 2) posibilidad de solución. Por ejemplo –y sin el afán de ventanear a nadie de mi círculo cercano: D- si estoy en un restaurante, no me gusta la sopa y le digo al mesero ¡aish, es que no me gustó!, mientras me le quedo viendo con cara de usted es un inútil junto con el chef sí es una queja que, además, me puede traer consecuencias negativas en la calidad del siguiente plato que me traigan a la mesa. En cambio si le digo de forma amable todo está muy rico, pero la sopa no me gustó mucho, ¿qué otra cosa me puede traer? hasta termina él sintiendo que ha hecho un buen trabajo al ofrecerme desde su experiencia una mejor recomendación. Así me podría ir de ejemplo en ejemplo, la cosa es que estoy apenas en la introducción del punto.
Y como diría la abuelita de cualquiera, para no hacer el cuento más largo les platico que he hecho un nuevo compromiso, en términos de trabajo “espiritual”, para compensar esta debilidad mía por la queja y la crítica. He decido fortalecer mi voluntad y mi conciencia de dos formas que funcionan a modo de intercambio:
Hace una semana me fui a un retiro de silencio. Miren qué ése sí estuvo interesante. Pasé tres maravillosos días con mi amiga Lauri. Las dos –junto con otras 30 personas- concentradas en la intención de mantener el pico cerrado. Yo no lo logré al 100%, cosa de la inercia, aún así fue un gran trabajo de introspección y acomodación personal. Las veces que “hablé” fueron por necesidad básica. Ejemplo: estaba en el baño cuando alguien empujó la puerta y dije está ocupado (jajaja, me estoy riendo solita por qué creo que debo revisar qué pasa conmigo respecto a contar éstas cosas). Era obvio que en esa situación hablar era fundamental para mi pudor.
Lo de mantener la boca cerrada la verdad no fue un ejercicio tan insoportable. Me di cuenta  que cuando estás en silencio interno la necesidad de juzgar los actos y actitudes de los demás va disminuyendo. Eso fue justo lo que comentamos Lauri y yo al terminar, el no poder comunicarnos entre nosotras nos hizo tragarnos muchas críticas y conforme fue pasando el tiempo se quitó ese juicio constantes sobre los demás, así como la necesidad de compartirlo con otros. Cuando comienzas a poner atención sólo en ti te vuelves más tolerante y cordial. Por eso lo que más esfuerzo me costó fue céntrame en mí, callar la mente que siempre me está hable y hable, fue un esfuerzo monumental.
Lo bonito, el lugar maravilloso, igualito a la “farmville” que tenía (yo confieso que era fan). Estuvimos en un terreno precioso en Morelos, lleno de pasto, árboles y hamacas, la naturaleza en pleno. Para mí, que me resulta pesado levantarme temprano los fines de semana, fue una delicia estar a las 7:30am lista para hacer ejercicio mientras el sol iba saliendo en su esplendor. Todos los ejercicios de introspección y meditaciones fueron muy enriquecedores, lo que más disfruté fue una técnica que me sabe a relajación llamada Musicosophia. En fin, podría llenar más hojas contando la experiencia, les pongo el link del lugar que los organiza, a lo mejor a alguien le interesa, http://www.caminaati.com.mx/.
La segunda actividad por la que cambio el reto de los 21 días sin quejas es un proceso de desintoxicación física que estoy comenzando justo el día de hoy, bueno empecé a prepararme desde el viernes pero hoy está comenzando lo bueno. Esta desintoxicación también me la recomendó mi amiga Lauri, ella es muy zen :).
Y me vuelvo a reír, pero más me parece una coincidencia que estos temas estén saliendo a relucir ahora. El proceso es la desintoxicación con Sirope de Savia (también les dejo el link http://www.reikiactivo.com/otros/sirope/?lang=es ). Esta es una “dieta” que se debe llevar a cabo entre 7 y 10 días, teniendo como único “alimento” la mezcla de dos mieles, agua con homeopatía, té rojo, té de toronsen y jugo de limón. Estos ingredientes aportan al organismo todos los nutrientes necesarios, así que hambre hambre no da, lo que da es antojo, por eso se trabaja la voluntad y la templanza. Yo decidí hacerlo sólo por 5 días, ya me conozco, ¿para qué le hago al cuento?; además, ya sé que viene Halloween, pero tampoco quiero traer cara de cadáver, me gustan mis cachetitos.
El fin de este proceso es desintoxicar el organismo de todo aquello que traemos en el cuerpo desde que nacimos y que ya no es más que material sin ninguna aportación positiva. Miren que me estoy fijando en la descripción, pero ahí les va en buen castellano. Es una dieta para limpiar el sistema digestivo de los residuos que han ido quedándose en él a través de todo lo que hemos comido durante años.
La idea por la cual lo hago es darle el cierre correcto a todo el proceso que he venido viviendo desde…. que nací, supongo.  He depurado muchas cosas y transformado mi vida siguiendo una evolución que me ha permitido ser la persona que hoy les escribe, y la neta es que me gusta quién soy, no siempre fue así, mucho tiempo no me gustaba ni me caía bien.
Es como un “rito” simbólico de vaciar todo lo que ya no me sirve. En el retiro continué trabajando temas pendientes, así que para cerrar con broche de oro la depuración físico, mental y emocional de todo lo que traía cargando respecto a mi historia familiar (que no es trágica, pero han sido mis batallas) y mi historia personal concluye con esta “lavativa”. En lenguaje metafísico-mágico-musical, para poder integrar cosas nuevas en mi vida el espacio debe estar vacío y limpio para recibirlas en las mismas condiciones. Y en términos de física real, si quiero poner un litro de agua en un recipiente con capacidad para un litro de agua, éste debe estar vacío para que así suceda, ¿ya estoy forevereando mucho? El caso es que me vacío el cuerpo, el alma y la mente para seguir de brazos abiertos a la vida y recibir como se debe todas las cosas buenas que hay en el mundo para mí.
Bueno, pues así es la cosa. Imaginen que tan difícil ha sido el no quejarme que preferí hacer estos dos compromisos como preparación personal y emocional para poder pasar 21 días hablando sólo en positivo. Por lo pronto me voy a tomar mi tecito de toronsen para dormir tranquila mientras dejo que mi cuerpo trabaje para limpiarse, nite nite :).

jueves, 8 de septiembre de 2011

México no es un abstracto, México eres tú

México no es un abstracto, México eres tú esta frase ha resonado en mi cabeza desde pequeña. Tuve la fortuna de asistir al Instituto Educativo Olinca, una escuela en la que el civismo era parte del programa educativo. Durante varios años viví la elección de un presidente para la República Olinca (los alumnos de 6to grado hacían campañas y propuestas y todos votábamos), se organizaban actividades con comunidades poco favorecidas para concientizarnos sobre la responsabilidad que teníamos en nuestro medio, pero sobre todo  diario veía está frase en una de las paredes de la escuela.  Los primeros años no comprendía siquiera la palabra abstracto, pero de tanto vivirlo lo intuí. Tal vez reprobé muchas materias, y hasta me corrieron por burra en 2do de secundaria, sin embargo aprendí como pocas cosas en mi vida que México soy yo.
Hoy me duelo, y me duelo mucho, siento una gran impotencia, coraje, frustración y tristeza al escuchar las noticias. Todos los días hay muertos, torturados, violencia, no me importa si mueren “malos” o inocentes, lo triste que es nos estamos acostumbrando a vivir en un clima hostil. También encontramos noticias tan absurdas como las “ladies de Polanco”, el locutor de radio que insta a matar a los ciclistas, el conductor que dispara contra el conductor de un camión escolar, etc. Estos hechos me parecen un claro síntoma de nuestro tiempo y de los valores que hemos decidido integrar a nuestra rutina diaria.
Por otra parte tenemos situaciones, a las cuales me cuesta trabajo ponerles un adjetivo, como la que se dio en Monterrey hace unas semanas. Me parece inconcebible que alguien pueda, impunemente, bajarse de una camioneta con toda tranquilidad, avisar que se va a incendiar un local con gente inocente entreteniéndose, vaciar gasolina, prenderle fuego y poder huir. ¿Qué pasa por la mente de estas personas? Eso está fuera de todo contexto y me tomaría muchas hojas tratar de explicarme a mí misma cómo es que estos sujetos se han convertido en lo que son. Lo que me mueve a escribir hoy es la tristeza de ver cómo la violencia, la carencia de afectividad y los corazones entumidos van tejiendo nuestras acciones y reacciones cotidianas para adaptarnos a una nueva realidad, cómo hemos ido aprendiendo, de forma inconsciente, que ser violentos y romper códigos es una forma de vivir en México.
 Por otra parte, vemos a un presidente agotado, quien debe estar contando con ansias los días por entregarle el mando al siguiente incauto con aires de héroe mexicano que quiera presidir esta nación;  a un candidato presidencial, heredero de un hampón, perfilarse como favorito en las elecciones; a autoridades confesando que están rebasadas mientras piden a los secuestradores que, de favorcito, no maten a sus víctimas; a policías secuestrando y pasando información a los cárteles; a una generación de niños y jóvenes, sin oportunidades de estudio y trabajo, encontrar como oportunidad para salir adelante la afiliación a un cártel, antes lo hacían bajo amenaza, ahora lo buscan y esperan cumplir con el “perfil” requerido,  y así podría continuar enlistando situaciones.  También vemos a una sociedad indignada, dolida, pero aún así pasiva. Son pocos, y los admiro profundamente, los que se han atrevido a alzar la voz, y además actuar para, desde sus trincheras, generar estrategias que buscan ponerle fin a esta situación. Lamentablemente, además de todos los conflictos actuales, la corrupción que se ha mamado por generaciones en este país también les corta el paso hacia las posibilidades de un cambio.
Frente a esta visión, las preguntas de mi México querido son ¿hasta dónde pueden llegar estas personas? ¿Hasta cuándo el gobierno va actuar de forma contundente, sin pactos ni treguas con gente que no respeta más valor que el dinero y el poder enfermizo? ¿Qué va pasar con nuestro país, nuestras familias, nuestros trabajos? ¿Seremos, sino es que ya somos, como otros países en los cuales el narco está en todos los negocios, incluso en mi lugar de trabajo?
Todas mis preguntas las he dirigido siempre hacia las autoridades quiénes, sin duda, tienen toda la obligación de cumplir con la dirección del país y protección de los ciudadanos, sin embargo pienso, si México soy YO, y quiero que México cambie hacia mejores condiciones ¿qué estoy haciendo para contribuir, desde mis posibilidades, a la solución de esta situación?  Me siento impotente, sin un camino claro, pero con la certeza de que quiero ser parte del cambio que, estoy segura, se generará en México, no podemos continuar así. La cosa es que no sé hacia dónde ir. No puedo llamar a una revolución social porque no tengo el alcance, honestamente tampoco el valor, ni los medios para lograrlo; no puedo irme a platicar con estos señores porque buena la tendría, además de las carcajadas que les provocaría; pensar en alistarme en el ejército para luchar cuerpo a cuerpo, pues menos, además de que ya estoy harta de oír sobre enfrentamientos. 
Gabycobi ¿qué hacemos? me pregunté a mí misma y al hacerlo parecía perro buscándome la cola porque no tenía una idea clara. Hoy sé lo que quiero hacer, quiero ser CUIdadana de mi nación.  Hace dos años leí “El país de las mujeres” de Gioconda Belli. En esta encontré el término y me gustaron sus implicaciones. Ser CUIdadano significa tener una participación activa, hacerte cargo de y responsabilizarte por lo que te toca en tu comunidad, en tu entorno inmediato, es CUIDAR el pedazo de patria que te corresponde. Dicho así puede parecer ser muy subjetivo y poco trascendente para combatir una guerra que se libra con las armas letales que portan miles de sicarios alrededor del país, además de los obstáculos propios de la cultura de corrupción con la que nos enfrentamos entre los servidores públicos y ciudadanos. Sin embargo, si cada día un número mayor de personas se convierten en CUIdadanos el ejército que salvará a este país estará formado por la gente común y corriente, que en singular poca diferencia podemos hacer, pero en conjunto podemos sentar las bases para el nuevo México que queremos crear.
Idealismo absoluto, estoy de acuerdo. Aún así, también pienso que es posible. Que el proceso será largo, claro, es más, será larguísimo. Estaremos luchando por transformar un bagaje cultural de siglos, lo cual no debe ser fácil ni inmediato. No hablamos de curar a México de una gripa, hablamos de curar a México de un cáncer maligno que avanza poco a poco. La buena notica es que somos muchos, muchos más los que tenemos algo de salud y deseo de hacer las cosas bien, de respetar y amar a nuestro país, porque es amarnos a nosotros mismo.
Vamos a comenzar por respetar las normas sociales, actuar con civismo. Esto supone respetar al que no conocemos como si fuera parte de nuestro circulo cercano, y respetar las leyes aunque nadie nos esté vigilando. Evitar aventarle el coche al de al lado, respetar las señales de tránsito, mantener limpio nuestro paso por la ciudad (lean la teoría de the broken window), no dar mordida, bueno, en primera, regresar a respetar la ley para no tener que dar mordida, etc. Cumplir cabalmente con nuestra responsabilidad social a gran escala. No comprar droga, no comprar piratería, no recibir grandes cantidades de dinero en efectivo de dudosa procedencia, no manejar borrachos (lo hecho, claro, ya no la haré porque hoy me convierto en CUIdadana).
Sé que son puntos débiles, que deberíamos cumplir con problemas o sin problemas, aún así, son pequeñas batallas que debemos ir luchando todos los días para cambiar el sentido de nuestro pensamiento, para evitar asentarnos como comunidad en los hechos negativos, pensemos que ése que va junto a nosotros es parte del equipo, que va a cumplir con su trabajo, o a recoger a sus hijos, y tiene tanto coraje y miedo cómo nosotros. Porqué bien que nos quejamos de la insoportable ola de violencia, ¿pero qué tal le aventamos el coche al que nos pide el paso al tiempo de gritarle un finísimo “¡pendejo!”?

miércoles, 3 de agosto de 2011

Retándome a los 37

Para poner un poco en contexto el poco pudor con el que cuento mi vida, les platicaré cómo comencé a ventilarme públicamente.
En Septiembre del 2001, alrededor de una hora después de los atentados en EU, sentí una gran necesidad de expresar lo que pensaba al respecto, así que escribí mis ideas y las mandé a algunos de mis contactos de mail. No la mandé a todos los contactos, sólo a aquellos a los que pensé podrían interesarle y pudieran no sentirse invadidos por mi mail. Desde ese día me sentí cómoda expresándome por mail, así que continué escribiendo sobre lo que iba sucediendo en mi vida, las opiniones que tenía al respecto de cada situación, así como mis pensamientos sobre cualquier tema que me inquietara.
De eso ya casi han pasado 10 años, la lista se ha modificado (unos más, unos menos), pero ese espacio, al que le llamo Cobimail, y la Cobicomunidad (todos los contactos contenidos bajo el nombre Cobimail) son parte importante de mi vida. Es el lugar en el que me desahogo, me quejo, platico de las cosas buenas que me suceden, etc. También los miembros forman parte activa, ya que en ocasiones sirve como medio para publicitar casa, coches o cualquier cosa en venta, en otros casos piden ayuda para su chamba o también mandan información que consideran importante.
Fue así como después de casi 10 años, y algunos escritos, me decidía a abrir este blog.

El tema de esta entrada es referente a mi cumpleaños 37 que fue hace casi un mes. Cada cumpleaños y fin de año (aprovechando que son fechas con 6 meses de distancia), hago una reflexión sobre la forma en la que mi vida ha avanzado, o se ha detenido, en todos los ámbitos que considero importantes. También hago compromisos personales, establezco metas que quiero alcanzar. Una vez decididos los puntos, los mando a la Cobicomunidad, de esta forma  he podido medir la evolución que he tenido en la vida. Para mí es un ejercicio muy enriquecedor y quiero compartirlo con aquellos que sin conocerme me leen.

La reflexión de este año 36 años es muy breve, fue un año de fuerte trabajo personal para reconstruirme. Hoy me da satisfacción cerrarlos con nuevos aprendizajes emocionales que me han dado madurez personal. En pocas palabras, terminé un diplomado de coaching, abrí mi blog, me hice el hábito del ejercicio, tengo estabilidad laboral, he empezado a solucionar broncas emocionales que traía colgando desde hace muchos años, me abrí  de nuevo al amor y pude retirarme sin dramas cuando reconocí que el panorama no pintaba bien para mí, para ahora lanzarme en una loca aventura romántica que ya veré si me atrevo a contar en voz alta.

Pasando a los compromisos, estás son mis metas para los 37 años:

1)      Cumplir un reto que nos mandó mi amiga Jessica (amiga y compañera de trabajo). El reto consiste en pasar 21 días sin expresar queja alguna. ¿Se oye fácil no? Pues déjenme decirles que llevo 13 días intentándolo y está “pelón”. La idea es traer una pulsera en la mano que sea, cada vez que se me olvide y exprese una queja debo cambiar la pulsera de mano. De esta forma la pulsera debe pasar 21 días en la misma mano, lo que significará que logré cumplir con el reto.
Lo que espero lograr al no expresar quejas es centrar mi atención en las cosas positivas a mi alrededor y modificar el hábito de la queja por el de la propuesta positiva para las situaciones que se presenten.

2)      Escribir todos los días 5 cosas que agradezco que me hayan pasado durante el día. Esto es para continuar en la onda de conectarme con la buena ondez del universo. Comencé a hacerlo unos días antes de mi cumpleaños, llevo ya varias páginas llenas de cosas buenas que me pasan todos los días. Gracias a este nuevo hábito, puedo decir que el día está lleno de cosas buenas, sólo hay que ponerles más atención que a las “malas”.

3)      Terminar de pagar mis deudas. Esta meta me viene persiguiendo desde hace dos años, pero bueno, ahí voy. Hace un año tenía 4 tarjetas de crédito que saldar, logré liquidar 2, así que este año voy por las que me faltan y ¡habré cumplido! Si he logrado disciplina en áreas que me costaban más trabajo, como por ejemplo, la comida y el ejercicio, disciplinarme en temas financieros será sólo la continuidad de un proceso interno.


4)      Quitarme un tatuaje que tengo en el tobillo derecho. A los 16 años decidí tatuarme una cruz pequeña. El significado cuándo me lo hice era recordar el sufrimiento de Jesús para lograr la armonía (de chiquita quería ser monja ¿qué les puedo decir?). Literal, solía llamar al tatuaje “mi personal Jesus”. El caso es que ya no considero el sufrimiento como una forma de alcanzar la “Gracia”, entonces ya no necesito ese símbolo que nació con ese significado. También lo hice por rebeldía y pues a estas alturas de la vida tampoco está uno para seguir de rebelde o revolucionario, ji, así que el tatuaje se va.

5)      Veo mal, miopía, hipermetropía y astigmatismo, o sea, con un ojo de cerca, con otro de lejos y con los dos borroso. Obviamente debo usar lentes, la cosa es que no me encanta, y esto es un asunto meramente estético, así que evito usarlos a menos que sea absolutamente indispensable.  Entre semana, una vez que comienzo a chambear, los traigo todo el día, pero en fines de semana y vida social no, cosa que no me ayuda mucho porqué si veo mal. Mi meta es hacerme el diagnóstico para la operación y, sí soy candidata, operarme.


6)      Continuar con el gimnasio y…… ¡marcar mi abdomen. ¡Verdad verdadera que lo lograré! Tengo todo un año para lograrlo, y sí le pongo un poco más de disciplina no debe ser imposible. Aunque claro, con la edad pues el cuerpo no es igual, pero bueno, esa es la meta, veremos qué es lo que alcanzo.

7)      Ver las galaxias en su plenitud. Echar un vistazo al pasado, ver lo que sucedió en el universo hace millones de años….o sea, ir a un observatorio para ver el cielo. Organizaré un viaje a un lugar despejado y libre de contaminación visual para echarme un clavado por un telescopio.


8)      Organizar otro viaje de fin de semana para dar una vuelta en globo aerostático. Tengo muchas ganas de ver amanecer metida en una canasta, a varios metros del suelo, con un buen paisaje por compañía. Claro que me encantaría hacerlo en Capadocia, pero con que pueda hacerlo en Hidalgo estará bien.

9)      Seguir estimulando mi cerebro. El año pasado me llené de actividades extracurriculares porque tenía la necesidad de mantenerme ocupada. Este año lo haré con calma y por puro gusto. Tenía algunas vagas ideas de qué hacer, pero lo que más me late es tomar otro taller de creación literaria. En caso de que no encuentre uno que me guste, ya veré con qué cosa nueva estimulo mi mente.


10)  Mantener una actitud positiva sin importar qué cosas me muevan el suelo este año. Siempre lo digo y lo confirmo, no puedo controlar lo que sucede en mi vida, pero definitivamente sí puedo controlar la forma en la que enfrento los sucesos, así que empiezo estos 37 años con mi mejor sonrisa.

Let´s rock those 37!

martes, 28 de junio de 2011

Felicidades mi Tamargochis


Este escrito nació hace casi 6 años, dos horas después de fallecida mi angüelita, me sentía muy triste y lo único que pude hacer fue escribir sobre ella. Ha pasado el tiempo pero la sigo recordando con mucho amor y como el 11 de Julio es su cumpleaños, publicar mi escrito me parece la mejor forma de felicitarla.


Fue el 11 de Julio de 1923 cuándo a Micaela y Memín les nació Margarita Ibarra Acosta, la primogénita y mi angûelita, Margochis o mi Tamargochis. Fue la mayor de seis hermanas y, con todo respeto para las tías de mi mamá, también fue la más bonita de su casa y de todo el pueblo.

Su vida fue, por lo menos como ella la contaba, parecida a un libro de García Márquez, de las lágrimas a la risa y siempre magnificado. Vivió de todo, tragedia, comedia, romance, amor, desamor, pasión, decepción, grandes alegrías y tristezas, en fin, no hubo emoción que no experimentará, pero lo que la hizo diferente de tantas y tantas personas fue la forma en que las vivió. Para ella cualquier pequeño detalle era un acontecimiento y por lo tanto su vida habrá sido muchas cosas pero nunca aburrida.

El primer episodio intenso lo vivió con la muerte de su hermanito. Estaban jugando junto a las vías del tren cuándo se le atoró el zapatito. Como todos los accidentes, fue un descuido terrible. La muchacha estaba “echando novio” y se dio cuenta tarde que el niño estaba en peligro… literalmente se lo llevó el tren. La pobre Marga quedó marcada por el susto, la impresión y la culpa de la muerte de Manuelito, el único varón que nacería en esa familia (fueron siete hermanas). Siempre pensó que pudo haber hecho algo, pero era una niña de 6 años ¿qué podía haber hecho? Bajo esta creencia logró crear el castigo perfecto en su cuerpo, poco a poco comenzaron a salirle una manchas que recorrían todo su cuello, se le conoce como Vitíligo. Esas manchas fueron un constante recordatorio por el error que asumió como propio, y siendo tan bonita siempre se sintió incómoda y “marcada”.

Creció hermosa, coqueta y encantadora. Me la imagino en su juventud con su hermosa sonrisa y alegría haciendo suspirar a todos. Por eso, cuando llegó al pueblo el guapísimo médico que iba a hacer su residencia en tan pintoresco lugar la escogió como su novia. Al poco tiempo se casaron y tuvieron dos, también guapos, hijos Juan y Margarita.

Después de algunos años decidieron venir a la ciudad de México. Mi abuelo estableció su consultorio y su abnegada esposa lo ayudó todos los días a atender la consulta, tanto que hasta un poco médica se volvió. Es más creo que mi abuelo era doctor y ella curandera. En algún momento la suertuda se sacó la lotería. Había comprado algunos pedazos del premio mayor. Con ese dinerito puso una farmacia con fuente de sodas, muy “sixties”, pero no resultó muy buena para los negocios, quebró. Y aunque no me lo crean, un tiempo después le volvió a pegar al gordo de la lotería. Es la más pura verdad, así era la magia de mi Margochis. Esta vez lo invirtieron en una de las más grandes pasiones del matrimonio, la arqueología. Visitaron casi todas las zonas arqueológicas del país coleccionando grandes recuerdos del pasado. Amaban nuestras antiguas civilizaciones y tenían tanto conocimiento de ellas que cualquier experto podría quedarse boquiabierto.

Mientras tanto su vida pasaba entre la consulta de mi abuelo, atender su casa y a sus hijos. A los dos los vio convertirse en médicos y se enorgullecía de ellos. A la par, pasó momentos sumamente difíciles y sufrió con intensidad, pero también con férrea voluntad decidió siempre seguir adelante con una sonrisa. Cuando estaba triste, estaba triste en serio, se le notaba, se entregaba al drama; pero cuando se recuperaba y reía contagiaba a todos a su alrededor. Su risa, de tan bonita, parecía música.
Con el tiempo su hija tuvo su propia historia, se casó y tuvo tres hermosos nietos que la amamos profundamente y agradecemos a la vida haber tenido sus caricias, su dulzura, sus travesuras, sus despertadas despacito y llenas de amor.

En 2000 murió su compañero de vida, entonces comenzó a secarse, a verse cansada y empezó a despedirse de la vida. En 2002 decidió irse a vivir junto al mar, uno de los amores que le heredé, pero ni el amor al olor a sal ni las serenatas marítimas lograron que quisiera seguir viviendo. Murió en Enero del 2006, flaquita flaquita, pero hermosa como siempre fue.

En mis memorias desde pequeña la recuerdo alegre, cantarina, simpática, chistosa y amorosa. Tenía varios detalles que la hacían ser única, irrepetible y maravillosa. Nunca dejó de ser una niñota, por lo que era muy divertido estar con ella. Siempre había chistes, bromas, comentarios mordaces anécdotas maravillosas y pláticas interminables tratando de descifrar los detalles más insignificantes de la vida y del universo.

Su coquetería era impresionante. Todos los días se le veía muy arreglada y sonriente. Aún cuando estuviera enojada o triste, si pasaba frente a un espejo volteaba y sonreía. Decía que no importaba lo que pasará en la vida, ella nunca debía de verse en el espejo más que sonriendo porque cuando más bonita se veía, estaba enamorada de su imagen. Sin embargo siempre tuvo la inseguridad de las manchas en su cuello, buscaba esconderlas con mascadas, cuellos de tortuga y collares muy anchos que alejarán la atención de ella. Nadie lo notaba, pero ella sabía que estaban ahí. Para mí sus manchas eran algo natural y definitivamente no la hacían ser menos bonita, pero para ella, más que un problema de estética, eran un recordatorio de algo que sentía había tenido que evitar. Con el paso de los años estoy segura que esa culpa comenzó a disolverse en su corazón porqué poco a poco fueron desapareciendo, hasta que su cuello quedó sin rastro de ellas. Por esa desaparición creo que no importa cuánto tiempo pasé, uno siempre puede curar las heridas del alma, y el cuerpo es el primero en manifestar cuando se va logrando la armonía interna.

Mi angüelita hermosa tenía un alma sensible y artística. Escribía, tocaba el piano, cantaba y pintaba. Era como esas mujeres del romanticismo europeo que aprendían artes para entretener y enamorar;  justo eso hacía mi Tamargochis, enamoraba a todo el mundo a su alrededor. A mí me enamoró de forma absoluta y aún hoy, varios años después de su muerte, repaso esta líneas sintiendo una agujita en mi corazón.

De ella heredé muchas cosas, no sé si es por la afinidad de haber nacido bajo el mismo signo o por alguna otra razón, el caso es que teníamos muchas cosas en común. Más que cosas en común pienso que integré varios de sus intereses para estar cerca de ella.
Compartíamos el gusto por escribir y leer poesía, la afición por la lectura nos daba horas y horas para platicar. Fue ella quién me presentó uno de mis mejores pasatiempos, las revistas de crucigramas, cruzadas y juegos de lógica. Me acuerdo que podíamos pasar horas sentadas en la sala en silencio, cada una con sus crucigramas, únicamente nos hablábamos para ayudarnos con alguna respuesta. Yo tenía como 14 años y amaba las tardes con ella.

Además de lo anterior, era bien metiche y en todo arguende quería estar. Mis abuelos vivían en una privada, con tan buena suerte para este ser tan interesado en la vida de los demás, que su casa estaba justo al fondo de la privada. Desde su sillón favorito de la sala podía ver las entradas, salidas, peleas, idas de viaje, cambios de coche o hasta de peinado de sus vecinos. Vaya que se dio vuelo en el chisme tejiendo fantásticas historias de su comunidad. También tejía lindos suéteres, bufandas, chalecos, carpetitas y demás monerías.
Alguna vez mi hermana y yo le pedimos que nos enseñara a tejer y con su gran paciencia nos enseñó gancho derecho, gancho izquierdo. Nunca pude hacer nada más que unas tripas largas que tejía y destejía, pero me sentía tan grande sentada en su sala con mis agujas y mi canasta, platicando con ella, mi mamá y mi hermana mientras tomábamos café, eso era ser una señorita, ¡sí señor!

La comida era uno de sus fuertes. Como buena abuela cocinaba que hasta los frijoles eran de rechupete. Le encantaba cocinar como una forma de demostrar amor. Siempre tenía algo rico para comer, incluso, cuando llegabas de sorpresa te decía no tengo nada pero a ver qué hacemos , entonces empezaba a sacar y sacar “sobritas”, no recuerdo alguna vez que no haya comido delicioso, no rico, siempre delicioso.
Para mi cumpleaños siempre me hacía camarones, mi platillo favorito. Yo sabía que algún día alrededor a la fecha me preparaba todos los camarones, al ajillo o “con gabardina” (empanizados), que me pudiera comer. Me encantaba porque eran deliciosos y especialmente cocinados para mí.

Recuerdo mucho su olor, era muy especial como dulzón. Toda su ropa olía a Marga, así decíamos cuando nos prestaba un suéter o cualquier cosa huele a Marga y te sentías abrazada. De hecho mi hermana Luciana huele un poco a Marga, los olores nos llevaban a plácidas sensaciones.

Cuando estaba en prepa tuve una época en que todos los jueves iba a tomar café con ella. A veces nos quedábamos haciendo crucigramas en la sala, otras nos íbamos a la Zona Rosa a una cafetería que se llama Auseba. Era diabética, pero obviamente no le importaba en lo más mínimo, llegaba y pedía chocolate caliente con galletitas. Yo le decía Marga te tienes que cuidar el azúcar pero desde que lo estaba diciendo ya sabía que iba a hacer lo que se le diera la gana
En esas tardes me contaba tantas historias de su vida y de la vida en general, el tiempo siempre se iba rapidísimo, era una excelente conversadora. Cada vez que salía de ahí pensaba cuándo sea escritora, mi primera novela va a ser sobre la vida de Marga. Pues no fui escritora, aunque todavía no descartó eas posibilidad, tampoco esto es una novela, pero hablar de ella y de sus detalles ayuda a que siga cerca. Dicen que la muerte sucede cuando te olvidan, pero yo nunca voy a olvidar a mi angüelita hermosa y querida. No puedo olvidarla, porqué muchas de las cosas que soy son por ella y en mí viven su amor, su fuerza y su alegría.

Hace 6 años me despedí de su cuerpo, su risa, de sus manos lisitas lisitas - que nunca fueron de gente mayor, eran claras, sin machas ni arrugas y muy suaves- me despedí de su voz, pero su alma y su luz se han quedado aquí conmigo bien guardadas en mi corazón.