martes, 9 de abril de 2013

La belleza del caos



¡Oh sí pipol! El caos me parece bello, es un reto, una provocación directa de la vida para que me mueva. No entraré en detalles de una teoría matemática que ni siquiera entiendo, mejor les platico mi punto de vista.
Mientras más me encuentro en momentos o situaciones caóticas, más veo la belleza que representa una oportunidad de cambio; a menos que uno sea necio y quiera quedarse por siempre en esa situación, cuando los problemas surgen uno está obligado a cambiar.

Todos tenemos, hemos tenido y seguiremos teniendo dificultades, a veces será la sensación de que todo está “patas para arriba”. Existen toda gama de problemas que van desde los más pequeños hasta los enormes que nos ciegan frente a  cualquier otra cosa a nuestro alrededor, así es el vivir. Son momento en los que uno se encuentra de verdad desorientado; y no me refiero a una situación, me refiero a un lapso de tiempo en el que no distingo lejos de cerca, nada sale como yo esperaba y lo que sirve se descompone. Ese momento en que uno llega al tope en situaciones de vida, no será una definición muy académica pero es la que describe a lo que me refiero como caos. Una vez todo en contexto, ahí les voy con mi “forevereada” sobre el tema.

Recalco el tema de que uno decide siempre cómo ver las situaciones, e incluso en esos momentos nosotros mismo somos responsables de nuestra percepción y por lo tanto de la forma en la que se acomoda la vida alrededor. Para poner un ejemplo más claro sobre la diferencia de visiones que elegimos tener ante una situación caótica o “no cómoda” usaré el ejercicio: está su servidora dándole en los Pilates, cuando empiezo a sentir cómo el líquido recorre mis musculitos casi quemándolos, sin duda es una sensación no placentera de la que quiero liberarme lo más pronto posible (sería el caos). Justo en ese momento yo tengo la opción de ver las cosas de forma que sean una barrera o una motivación. Si le llamo dolor me voy para abajo pienso que ya no puedo más y libero al músculo en el momento exacto en el que necesito apretar más para fortalecerlo, pierdo la oportunidad del trabajo anterior; sin embargo, si decido reconocer esa sensación como la prueba de que estoy haciéndole bien a mi cuerpo al darle fuerza y salud me llega un impulso para seguir adelante, resistir y hacer al menos 5 repeticiones más. El resultado en ambos casos depende de mi mente, no de mi cuerpo, yo decido qué hacer con esa sensación, mi cuerpo sólo obedece, lo mismo pasa con la vida.

Había una vez una época en mi vida en la que TODO, pero de verdad TODO estaba patas arriba. Ya les he contado que pasé por una depresión, ahora les desglosaré mejor el escenario para explicar la belleza del caos. Tenía el corazón roto y humillado a más no poder (2 años de desgaste emocional tupidito); era miss de kínder, daba terapias a niños y trabajaba en el Psiquiátrico Infantil, pero estaba que no podía ni con mi alma por lo que renuncié a todas mi chambas, o sea, desempleada y sin saber qué quería hacer; sin lana, sin coche porque me habían dado un santo trancazo en Periférico que hasta en la tele salí; no podía acabar la carrera, debía y debía 2 materias que seguía cursando; mi papá se enfermó y nos pegó un sustazo a toda la familia; uno de mis mejores amigos acababa de suicidarse; me la pasaba de fiesta gastándome la lana que me habían dado por la pérdida total de mi coche, obvio mis papás ya no sabían qué hacer conmigo ni cómo castigarme o apoyarme después de una historia de peleas y regaños desde los 8 años…..en fin, TODO mal y no sabía ni para dónde. Ha sido el momento más difícil de mi vida, pero al mismo tiempo el más reparador.

Con ese bonito paquete retomé mi terapia, obvio la psicóloga lo primero que me dijo fue “te tengo que mandar con un psiquiatra para que te den antidepresivos”. Me asusté horrible porque tenía 28 años y me parecía absurdo tomarlos. Le pedí a la psicóloga que me diera 3 meses para ver qué hacía yo para comenzar a salir adelante, me dijo que ok, sin embargo mis papás tenían que ir a algunas sesiones conmigo para decirles cómo estaba el panorama. Fue el primer suspiro de alivio al pensar que en campo neutro podía comenzar a tener otra oportunidad. Al mismo tiempo leí un libro hermoso (“El joven de las naranjas”/ Jostein Gaarder http://www.rebelion.org/hemeroteca/cultura/040220jg.htm)). En este libro un padre le preguntaba a su hijo de 15 años si su vida había valido la pena, le preguntaba que si hubiera tenido la oportunidad de nacer o no nacer qué hubiera decidió después de la vida que tenía. Puuuuffff, me cayó el veinte completo porque sin duda me respondí a mí misma “yo hubiera decididó nacer y vivir porque aún cuando todo está mal la vida es hermosa”. Ahí decidí vivir al máximo, comencé poco a poco a resolver uno a uno las situaciones que me tenían así. Cuando cumplí 30 estaba en camino, todo mejoraba poco a poco y así ha sido desde entonces.

En ese momento aprendí que la forma en la que viera y me enfrentará a la cosas dictaría el resultado SIEMPRE. Nada había cambiado, las situaciones externas seguían siendo las mismas, pero mi visión era otra. Dejé de enfocarme en el dolor para enfocarme en la tarea de armar el rompecabezas, la situación se volvió hasta interesante y retadora, YO tenía las piezas, YO iba a armar el mejor escenario para mi vida.

Evidentemente me sigo enfrentado a situaciones complicadas, no hay vacuna para eso. El paquete sigue trayendo descalabros emocionales, corazón roto, situaciones familiares, retos laborales….lo que se les ocurra, la vida me mueve de forma constante y ahí voy yo de un lado a otro, una veces más que otras. Lo bueno es que después de ese episodio a mis 28 años ya nada me da miedo, sé que todo pasa, que el tiempo cura lo que necesita curar, que la claridad llega cuando he trabajado en mi mente y corazón para lograrla, así que cuando tengo un conflicto grande o pequeño recuerdo de las que he salido y todo vuelve a estar en paz. Hay cosas que no se resuelven de inmediato, tampoco espero que así sea, sólo que ahora tengo paciencia y tranquilidad para decidir mejor. Es por esto que en el caos elijo ver siempre la belleza de una oportunidad… ¿oportunidad de qué o para qué? No lo sé, eso siempre se revela con el paso del tiempo. Así que aquí estoy esperando ver cuál es la nueva oportunidad que elegí al decidir en días pasados :).

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