¡Oh sí pipol! El caos me parece bello, es un reto, una provocación directa
de la vida para que me mueva. No entraré en detalles de una teoría matemática
que ni siquiera entiendo, mejor les platico mi punto de vista.
Mientras más me encuentro en momentos o situaciones caóticas, más veo la
belleza que representa una oportunidad de cambio; a menos que uno sea necio y
quiera quedarse por siempre en esa situación, cuando los problemas surgen uno
está obligado a cambiar.
Todos tenemos, hemos tenido y seguiremos teniendo dificultades, a veces
será la sensación de que todo está “patas para arriba”. Existen toda gama de
problemas que van desde los más pequeños hasta los enormes que nos ciegan
frente a cualquier otra cosa a nuestro
alrededor, así es el vivir. Son momento en los que uno se encuentra de verdad
desorientado; y no me refiero a una situación, me refiero a un lapso de tiempo
en el que no distingo lejos de cerca, nada sale como yo esperaba y lo que sirve
se descompone. Ese momento en que uno llega al tope en situaciones de vida, no
será una definición muy académica pero es la que describe a lo que me refiero
como caos. Una vez todo en contexto, ahí les voy con mi “forevereada” sobre el
tema.
Recalco el tema de que uno decide siempre cómo ver las situaciones, e incluso
en esos momentos nosotros mismo somos responsables de nuestra percepción y por
lo tanto de la forma en la que se acomoda la vida alrededor. Para poner un
ejemplo más claro sobre la diferencia de visiones que elegimos tener ante una
situación caótica o “no cómoda” usaré el ejercicio: está su servidora dándole en
los Pilates, cuando empiezo a sentir cómo el líquido recorre mis musculitos casi
quemándolos, sin duda es una sensación no placentera de la que quiero liberarme
lo más pronto posible (sería el caos). Justo en ese momento yo tengo la opción
de ver las cosas de forma que sean una barrera o una motivación. Si le llamo
dolor me voy para abajo pienso que ya no puedo más y libero al músculo en el
momento exacto en el que necesito apretar más para fortalecerlo, pierdo la
oportunidad del trabajo anterior; sin embargo, si decido reconocer esa
sensación como la prueba de que estoy haciéndole bien a mi cuerpo al darle
fuerza y salud me llega un impulso para seguir adelante, resistir y hacer al
menos 5 repeticiones más. El resultado en ambos casos depende de mi mente, no
de mi cuerpo, yo decido qué hacer con esa sensación, mi cuerpo sólo obedece, lo
mismo pasa con la vida.
Había una vez una época en mi vida en la que TODO, pero de verdad TODO
estaba patas arriba. Ya les he contado que pasé por una depresión, ahora les
desglosaré mejor el escenario para explicar la belleza del caos. Tenía el
corazón roto y humillado a más no poder (2 años de desgaste emocional tupidito);
era miss de kínder, daba terapias a niños y trabajaba en el Psiquiátrico
Infantil, pero estaba que no podía ni con mi alma por lo que renuncié a todas
mi chambas, o sea, desempleada y sin saber qué quería hacer; sin lana, sin
coche porque me habían dado un santo trancazo en Periférico que hasta en la
tele salí; no podía acabar la carrera, debía y debía 2 materias que seguía
cursando; mi papá se enfermó y nos pegó un sustazo a toda la familia; uno de
mis mejores amigos acababa de suicidarse; me la pasaba de fiesta gastándome la
lana que me habían dado por la pérdida total de mi coche, obvio mis papás ya no
sabían qué hacer conmigo ni cómo castigarme o apoyarme después de una historia
de peleas y regaños desde los 8 años…..en fin, TODO mal y no sabía ni para
dónde. Ha sido el momento más difícil de mi vida, pero al mismo tiempo el más
reparador.
Con ese bonito paquete retomé mi terapia, obvio la psicóloga lo primero que
me dijo fue “te tengo que mandar con un psiquiatra para que te den
antidepresivos”. Me asusté horrible porque tenía 28 años y me parecía absurdo
tomarlos. Le pedí a la psicóloga que me diera 3 meses para ver qué hacía yo
para comenzar a salir adelante, me dijo que ok, sin embargo mis papás tenían
que ir a algunas sesiones conmigo para decirles cómo estaba el panorama. Fue el
primer suspiro de alivio al pensar que en campo neutro podía comenzar a tener
otra oportunidad. Al mismo tiempo leí un libro hermoso (“El joven de las
naranjas”/ Jostein Gaarder http://www.rebelion.org/hemeroteca/cultura/040220jg.htm)). En este libro un padre le preguntaba a
su hijo de 15 años si su vida había valido la pena, le preguntaba que si hubiera
tenido la oportunidad de nacer o no nacer qué hubiera decidió después de la
vida que tenía. Puuuuffff, me cayó el veinte completo porque sin duda me
respondí a mí misma “yo hubiera decididó nacer y vivir porque aún cuando todo
está mal la vida es hermosa”. Ahí decidí vivir al máximo, comencé poco a poco a
resolver uno a uno las situaciones que me tenían así. Cuando cumplí 30 estaba
en camino, todo mejoraba poco a poco y así ha sido desde entonces.
En ese momento aprendí que la forma en la que viera y me enfrentará a la
cosas dictaría el resultado SIEMPRE. Nada había cambiado, las situaciones
externas seguían siendo las mismas, pero mi visión era otra. Dejé de enfocarme
en el dolor para enfocarme en la tarea de armar el rompecabezas, la situación se
volvió hasta interesante y retadora, YO tenía las piezas, YO iba a armar el
mejor escenario para mi vida.
Evidentemente me sigo enfrentado a situaciones complicadas, no hay vacuna
para eso. El paquete sigue trayendo descalabros emocionales, corazón roto,
situaciones familiares, retos laborales….lo que se les ocurra, la vida me mueve
de forma constante y ahí voy yo de un lado a otro, una veces más que otras. Lo
bueno es que después de ese episodio a mis 28 años ya nada me da miedo, sé que
todo pasa, que el tiempo cura lo que necesita curar, que la claridad llega
cuando he trabajado en mi mente y corazón para lograrla, así que cuando tengo
un conflicto grande o pequeño recuerdo de las que he salido y todo vuelve a
estar en paz. Hay cosas que no se resuelven de inmediato, tampoco espero que
así sea, sólo que ahora tengo paciencia y tranquilidad para decidir mejor. Es
por esto que en el caos elijo ver siempre la belleza de una oportunidad… ¿oportunidad
de qué o para qué? No lo sé, eso siempre se revela con el paso del tiempo. Así
que aquí estoy esperando ver cuál es la nueva oportunidad que elegí al decidir
en días pasados :).
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